¿POR QUÉ ES IMPORTANTE QUE LOS MÉDICOS VETERINARIOS SEAMOS AMIGABLES CON NUESTROS PACIENTES?

01.08.2017

Por años he escuchado siempre lo mismo: mi perro odia al ir al Médico Veterinario. Muy pocos disfrutan yendo a estas visitas rutinarias donde pueden ser vacunados, desparasitados y en casos excepcionales, sometidos a cirugías u hospitalizaciones debidos a enfermedades o procedimientos de rutina. Por lo general siempre se exponen a experiencias desagradables al ir a estos recintos.

Es cosa de pensar en nosotros mismos: creo que pocos no sienten alguna sensación relacionada con la ansiedad o el miedo a visitar al dentista o cuando sabes que te someterán a algún manejo médico no muy agradable. ¡Somos seres vivos, nuestro tan odiado estrés nos ayuda a sobrellevar estos pequeños avatares de la mejor manera, en algunos mejor que en otros, claro está!.

En nuestros pequeños amigos peludos, ¿qué podemos esperar? Te imaginas estar en un país remoto, donde las personas sean muy distintas físicamente a ti, donde el idioma sea distinto, donde el estilo de vida sea totalmente opuesto. Es extraño, ¿cierto? Y que dirías si además, tienes un fuerte dolor de estómago y debes ir al hospital más cercano pero no, está lleno de personas esperando, unos gritando, otros llorando, otros hablando muy fuerte, parece que estuvieran peleando, otros te miran extraño, unos saliendo y otros llegando. En eso viene el doctor, un tipo altísimo y corpulento, y sin decir ni tu nombre te toma de la mano y te hace entrar bruscamente, sin decirte nada te levanta la polera y empieza a examinarte pero sus manos están frías, coloca un dispositivo extraño en tu pecho y lo presiona, luego sin previo aviso te coloca una inyección y te agarró tan fuerte que además del dolor del pinchazo, seguramente quiere hacerte daño y crees que no saldrás vivo del lugar. Nadie te ayuda. Se te escapa un grito, pero el doctor te gritó más fuerte y esta vez te hizo sentarte y hacer que escuches lo que te tiene que decir, aun cuando no entiendes nada.

¡Qué historia más macabra! ¿no? ¡Pero es muy similar a lo que viven nuestros perros y gatos cuando nos visitan en consulta médica! Ellos hablan otro idioma, son de otra especie, nos ven de manera distinta y nos perciben de manera distinta. Así mismo, nuestro desconocimiento de cómo es su lenguaje nos hace entrar en continuas malas interpretaciones que pueden afectar, por supuesto, un encuentro de este tipo.

Los que nos vemos enfrentados desde el otro lado del mesón tenemos que saber que, desde el principio debemos crear una relación de confianza con ese paciente. Ojalá comenzarla desde que los recibimos desde cachorritos. No es raro encontrar cachorros de 4 meses que ya presentan fobias a la manipulación y agresividad defensiva al ser enfrentados a estos entornos. Debes así mismo, saber todo sobre él. Si tú no conoces el idioma que habla tu paciente, no esperes que el tutor lo sepa todo. Muchas veces ellos sólo cuentan con tu guía. Sólo tú puedes saber que ese movimiento de orejas, de ojos, esa postura indican que se siente incómodo. Si tú mismo eres el que lo empujas a enfrentar algo que no quieren, es posible que termines lastimado. Y no, ese perro o gato no tendrán la culpa.

Lo segundo, es que nosotros, como Médicos Veterinarios debemos estar preparados para ofrecer un servicio amigable hacia nuestros pacientes en la clínica. No puede ser que se siga tratando de manera ofensiva y ruda a pacientes que tienen mucho miedo y que para la próxima, si han de volver, lo harán más asustados y desde antes, porque anticiparán el encuentro desagradable desde que salen de la casa, le muestran la jaula de transporte, llegan a tu clínica y perciben las feromonas de pánico dejadas por otros animales.

Un recinto amigable con sus pacientes debería, al menos, realizar una capacitación en el área de la Etología Clínica a su personal, para aprender a entender el lenguaje de sus pacientes y así poder prevenir o saber actuar cuando un animal se muestra temeroso y no llevarlo más allá, a fin de evitar comportamientos agresivos que pueden dañar a las personas en el entorno o bien, al mismo animal. El cliente también debiera ser educado para poder transportar y/o viajar con su mascota y hacer este trayecto menos estresante. Tener separados perros de gatos ya es una tendencia que se hace cada vez más común en recintos veterinarios, a pesar de ciertas limitaciones y espacios que puedan tener. Cuando se quiere, se puede. Y por último, lo más importante: tomar estos conocimientos de Etología y saber aplicarlos en un manejo respetuoso, sin dolor, sin tensión, sin agresividad.

Un paciente tranquilo, bien tratado, sin miedo, será más susceptible de volver a tu recinto, será un agrado recibirlo y por supuesto, el bienestar de este y del personal será mejor. Evitarás problemas de fobias y ansiedad y por tanto su calidad de vida aumentará. A veces son pequeñas medidas que pueden aportar en mucho, y que son fundamentales en la práctica diaria. Trabajar con reforzadores tróficos, usar feromonas apaciguantes, aromaterapia, adoptar tonos de voz calmos y posturas relajadas, limpieza adecuada, evitar usar químicos fuertes, ruidos innecesarios, evitar largas esperas, pueden marcar la diferencia. Por desconocimiento, cargamos el estigma de ser "los malos de la película", pero en estos tiempos tenemos que entender que somos protagonistas a la hora de hablar de manejo amigable y de prevención de problemas en nuestros pacientes. Se lo debemos a ellos.  

Dra. Soledad Torres Alvarado
Médico Veterinario y Máster en Etología Clínica
CONCIENCIA Etología Clínica