Lamentablemente ningún estudio ha demostrado certeramente la existencia de depresión en los perros; sólo mediante el diagnóstico terapéutico. Pero de lo que sí estamos todos (o casi todos) convencidos es que los animales tienen emociones y que los perros sufren tanto de dolor tanto físico como emocional sobretodo si son expuestos a situaciones difíciles y abruptas. Extrapolando esto desde el mundo de la psiquiatría humana y dado que los mamíferos parecen experimentar emociones comparables a las nuestras, la depresión podría ser añadida a la lista de problemas de comportamiento.
Eso si, no se trata de diagnosticar depresión a todo aquel perro que muestre signos comparables a un humano con esta condición. El desafío en el diagnóstico de la depresión en perros y otros mamíferos es que los signos son similares a los de muchos otros problemas de salud y hay que saber diferenciarlos claramente para no cometer errores que podrían afectar aún más su salud física y emocional.
Estos signos pueden incluir letargo, pérdida de peso, falta de interés en la comida, bebida, actividades sociales y una tendencia a dormir más de la cuenta. Por esto, los exámenes médicos son fundamentales y de primera necesidad para descartar problemas de salud que pueden incluir una amplia gama de enfermedades orgánicas, acompañando a esto algún evento importante de cambio o disturbio emocional que pudiese existir. O sea, es importante también el contexto en el que el paciente se encuentre.
Afortunadamente y a diferencia nuestra, los perros disfrutan y viven más el momento. Aunque el dolor y la depresión pueden persistir por semanas o incluso meses, sus sentimientos y signos relacionados son generalmente temporales y pocos necesitan tratamiento y seguimiento. Sólo puede tomar un poco de tiempo para que puedan hacer frente y adaptarse, siempre con la ayuda de su propietario. Si a pesar de todo esto, siguen necesitando ayuda, siempre estaremos para tenderles una mano.