LA ETOLOGÍA CLINICA HA EVOLUCIONADO: ¿por qué decir no a las consultas eternas? y otros mitos que debes conocer
La etología clínica ha recorrido un largo camino desde sus inicios. Antes, la práctica se basaba en creencias y enfoques que hoy resultan insuficientes para los desafíos actuales.
Una de las nociones más arraigadas en los etólogos clínicos de antaño es que una consulta extensa, de 2-3 horas, garantiza conocer mejor al paciente. Sin embargo, esto no siempre es cierto. Los tiempos han cambiado, y también las necesidades de los tutores, los vínculos con sus animales y las dinámicas del día a día.
Hoy sabemos que la duración no define la calidad de una consulta, sino la capacidad del profesional para ser conciso, efectivo y enfocado. Los tutores de hoy enfrentan realidades complejas: algunos tienen poco tiempo, otros están sobrecargados de información, y muchos no procesan o entienden bien las instrucciones extensas. Por ello, es crucial ir al grano, priorizar la claridad y no saturar a quienes necesitan ayuda para manejar situaciones difíciles con sus animales.
La consulta presencial: ¿Es siempre la mejor opción?
Durante años, la consulta presencial fue considerada la única forma seria de abordar problemas etológicos. Sin embargo, este enfoque no siempre se adapta a las circunstancias actuales.
¿De qué sirve una consulta presencial si solo se convierte en una conversación interminable con el tutor, sin un análisis real del comportamiento del animal? Además, existen casos donde la presencialidad puede ser contraproducente: animales peligrosos, extremadamente miedosos o eufóricos que pueden generar situaciones de riesgo o sesgar la evaluación.
Muchos tutores piensan que el etólogo va a "domar" a su mascota, como si fuera un entrenador, o que la consulta será una clase práctica para ellos. Nada más alejado de la realidad. La etología clínica es una disciplina médica seria, enfocada en el diagnóstico, análisis y manejo de problemas conductuales. Si no se recogen datos útiles, no se observa con criterio y no se analizan los factores contextuales, la presencialidad pierde su sentido.
Telemedicina: una herramienta del presente y el futuro
Aquí es donde la telemedicina ha emergido como una alternativa moderna, económica y cercana. Aunque algunos profesionales aún ven con escepticismo este enfoque, sus ventajas son innegables. La telemedicina permite que profesionales experimentados estén accesibles para tutores que, de otro modo, no podrían optar por consultas presenciales debido a la alta demanda o barreras logísticas.
Por supuesto, la telemedicina no es para todos. Solo aquellos profesionales que saben escuchar, mantener una conversación empática, convencer y, sobre todo, recoger datos de calidad pueden sacarle el máximo provecho. La consulta virtual requiere habilidades distintas: capacidad de análisis basada en observación indirecta, preguntas estratégicas y el uso eficiente de herramientas como videos enviados por el tutor.
Adaptarse a la tenencia moderna: más que un cambio, una necesidad
Hoy, los tutores tienen una relación más emocional y simbiótica con sus animales. Esto trae retos únicos: el vínculo es más estrecho, pero también hay expectativas desmedidas y malentendidos sobre lo que hace un etólogo clínico. A esto se suma la limitada disponibilidad de tiempo de los tutores, que buscan soluciones claras y prácticas.
Por ello, los etólogos clínicos modernos deben adaptarse, entender estas dinámicas y ofrecer un servicio que se alinee con las necesidades reales. Esto implica ser claros desde el inicio: no vamos a domar, no vamos a enseñar obediencia, ni vamos a hacer magia.
La etología clínica trata de buscar soluciones desde un enfoque médico y científico.
Innovemos sin perder el rigor
La práctica de la etología clínica debe evolucionar para mantenerse relevante. Adaptarse no significa perder rigor, sino entender que los tiempos, las relaciones entre humanos y animales, y las herramientas disponibles han cambiado. Tanto la consulta presencial como la telemedicina son válidas, pero cada una tiene su lugar y debe ejecutarse con profesionalismo.
El camino hacia una práctica moderna y efectiva radica en ser flexibles, estar abiertos a nuevas tecnologías y, sobre todo, mantener el compromiso con el bienestar animal y la educación clara de los tutores.
Solo así podremos garantizar que la etología clínica siga siendo una disciplina respetada, accesible y útil para quienes más la necesitan.
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